Los saberes que tienen base te guían mejor. Si actúas en función
de los conocimientos científicos te equivocas menos. En cambio si
confías en las terapias de eficacia no probada, te equivocarás
más. También te equivocarás más si confías en las oraciones.
Resumiendo: Ciertas terapias no resolverán tus problemas de salud.
Tampoco lo hará Dios, aunque te mates rezando.
Mirando las cosas así, tendremos que estar de acuerdo con el
gobierno socialista: Sacar las falsas terapias de los hospitales y de
las universidades, es un objetivo correcto. También nos parece
correcto que la asignatura de religión pierda peso dentro del
sistema educativo. De todas las prácticas de dudosa utilidad, se han
hecho dos listas: una lista de 73, claramente falsas, y una lista de
66, que no se sabe muy bien que hacer con ellas. Creo que son las que
tienen algunas publicaciones científicas. (La práctica de las
agujas, la de la música, la de la risa, la del masaje, y otras).
Los pseudocientíficos son un problema. Te confunden con sus
mentiras: “El cáncer tiene origen emocional. Es decir, un trauma
puede ponerlo en marcha. Las vacunas no son eficaces. Con la lejía,
se pueden curar muchas enfermedades”. Conozco un par de víctimas
de estos charlatanes.